Para hablar de sus beneficios, tenemos que empezar por sus antioxidantes, una fuente natural para combatir el envejecimiento celular y oxigenar los tejidos. Antocianinas, polifenoles y taninos reducen el llamado colesterol malo y protegen nuestro corazón favoreciendo la salud cardiovascular y mejorando la circulación sanguínea.
También contribuyen a tener una piel saludable y oxigenada, además de proteger la epidermis contra los efectos dañinos de la luz ultravioleta, los rayos UVA y UVB. Su aporte de potasio ayuda a limpiar los riñones y su bajo índice glucémico la convierte en una fruta indicada para los diabéticos.
Aunque se come normalmente fresca, también tiene una importante aplicación en la elaboración de granadina, bebidas fermentadas y jarabes. Una vez desgranada podemos combinar con mango y frutos secos en esta fresquísima ensalada o preparar una salsa de granada para carnes en un periquete; pero también jugar con ella en otras elaboraciones con las que acertaremos por su gran versatilidad. También recordamos algunos truquitos para sorberle todo el jugo y preparar zumo fácilmente.